La furosemida es un diurético de asa utilizado para tratar la retención de líquidos en el cuerpo, especialmente en pacientes con insuficiencia cardíaca, cirrosis hepática y enfermedad renal crónica. Pertenece al grupo ATC C03CA01.
En España, la furosemida es uno de los diuréticos más prescritos. Según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2019 se dispensaron más de 12 millones de envases de furosemida en las farmacias españolas.
La furosemida actúa bloqueando la reabsorción del sodio y el cloruro en el asa ascendente del asa de Henle en los riñones. Esto provoca una mayor eliminación de agua y electrolitos a través de la orina, lo que reduce la hinchazón y mejora la función renal.
Es importante destacar que la furosemida puede causar efectos secundarios como hipotensión arterial, deshidratación, hipopotasemia (bajo nivel de potasio en sangre) e hiperuricemia (alto nivel de ácido úrico). Por esta razón, se recomienda monitorizar regularmente los niveles sanguíneos y electrolíticos durante el tratamiento con este medicamento.
Además, debido a su efecto diurético potente, se debe tener precaución al administrar furosemida a pacientes con insuficiencia renal avanzada o descompensada. En estos casos, puede ser necesario ajustar la dosis o buscar alternativas terapéuticas.
En cuanto a las interacciones medicamentosas, es importante tener precaución al administrar furosemida junto con otros medicamentos que puedan afectar los niveles de potasio en sangre, como los corticosteroides o los diuréticos ahorradores de potasio.
En resumen, la furosemida es un diurético de asa ampliamente utilizado en España para tratar la retención de líquidos en pacientes con diversas patologías. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente monitorizado debido a sus posibles efectos secundarios y su interacción con otros medicamentos.