Los derivados del androsteno, también conocidos como andrógenos, son un grupo de fármacos utilizados en el tratamiento de diversas afecciones relacionadas con la deficiencia de testosterona en el cuerpo. Estos fármacos actúan sobre los receptores androgénicos presentes en diferentes tejidos del cuerpo y pueden mejorar la masa muscular, la densidad ósea y la libido.
En España, se han registrado un aumento significativo en las prescripciones de andrógenos durante los últimos años. Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el número de unidades dispensadas ha aumentado en un 30% desde 2010 hasta 2018.
Los derivados del androsteno se clasifican dentro del grupo ATC G03BA y se dividen en dos subgrupos: los esteroides anabolizantes y los esteroides androgénicos. Los esteroides anabolizantes son aquellos que tienen una mayor actividad anabólica que androgénica y se utilizan principalmente para mejorar el rendimiento deportivo o para tratar enfermedades que causan pérdida muscular. Por otro lado, los esteroides androgénicos tienen una mayor actividad androgénica que anabólica y se utilizan principalmente para tratar afecciones relacionadas con la deficiencia de testosterona.
Entre los derivados del androsteno más comunes encontramos la testosterona, la dihidrotestosterona (DHT) y el metiltestosterona. La testosterona es producida naturalmente por los testículos en hombres y por los ovarios en mujeres. Sin embargo, también puede ser sintetizada artificialmente para su uso terapéutico. La DHT es un metabolito de la testosterona y tiene una mayor afinidad por los receptores androgénicos, lo que la convierte en un fármaco más potente. El metiltestosterona es un esteroide sintético que se utiliza principalmente para tratar afecciones relacionadas con la deficiencia de testosterona en hombres.
A pesar de los beneficios terapéuticos que ofrecen los derivados del androsteno, su uso también puede tener efectos secundarios negativos. Entre ellos encontramos el acné, el aumento del vello corporal, la calvicie y la ginecomastia (crecimiento anormal de las mamas en hombres). Además, su uso prolongado puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y hepáticas.
Es importante destacar que el uso de derivados del androsteno debe ser supervisado por un profesional médico y solo debe ser utilizado para fines terapéuticos legítimos. El abuso o uso indebido de estos fármacos puede tener consecuencias graves para la salud.
En resumen, los derivados del androsteno son una herramienta útil en el tratamiento de diversas afecciones relacionadas con la deficiencia de testosterona en el cuerpo. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente supervisado por un profesional médico debido a sus posibles efectos secundarios negativos y al riesgo potencial para la salud si se utilizan indebidamente.