La ampicilina es un antibiótico de la familia de las penicilinas, que se utiliza para tratar infecciones bacterianas. Pertenece al grupo ATC J01CA01 y se administra por vía oral o intravenosa.
En España, la ampicilina es uno de los antibióticos más prescritos en el ámbito hospitalario. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2019 se dispensaron más de 1 millón de unidades de ampicilina en hospitales públicos y privados.
La ampicilina actúa inhibiendo la síntesis de la pared celular bacteriana, lo que provoca la muerte del microorganismo. Es efectiva contra una amplia variedad de bacterias grampositivas y gramnegativas, incluyendo Escherichia coli, Salmonella spp., Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae.
La dosis recomendada varía según el tipo y gravedad de la infección. En general, se administra entre 250 mg y 500 mg cada 6 horas por vía oral o intravenosa. En pacientes con insuficiencia renal o hepática, puede ser necesario ajustar la dosis para evitar efectos secundarios.
Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran las reacciones alérgicas (como urticaria o anafilaxia), diarrea, náuseas y vómitos. También puede causar candidiasis vaginal en mujeres debido a su acción sobre la flora bacteriana normal del cuerpo.
Es importante destacar que el uso excesivo e inapropiado de antibióticos como la ampicilina puede provocar resistencia bacteriana. Esto significa que las bacterias se vuelven resistentes al antibiótico y ya no pueden ser tratadas con él. Por esta razón, es fundamental seguir las indicaciones del médico y no automedicarse.
En conclusión, la ampicilina es un antibiótico eficaz para tratar infecciones bacterianas en España. Sin embargo, su uso debe ser adecuado y responsable para evitar efectos secundarios y resistencia bacteriana. Siempre se recomienda seguir las indicaciones del médico y no automedicarse.