La inmunoglobulina humana inespecífica es un medicamento utilizado para tratar diversas enfermedades que afectan al sistema inmunológico. Este medicamento se clasifica dentro del grupo ATC J06BA y se obtiene a partir de la sangre humana.
La inmunoglobulina humana inespecífica se utiliza en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico y la miastenia gravis. También se utiliza en el tratamiento de enfermedades neurológicas, como la poliomielitis y el síndrome de Guillain-Barré.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2019 se dispensaron más de 1 millón de unidades de inmunoglobulina humana inespecífica. Esto representa un aumento del 3% con respecto al año anterior.
El uso de este medicamento puede tener efectos secundarios leves o moderados, como dolor en el lugar de la infusión o fiebre. En casos raros, puede producirse una reacción alérgica grave conocida como anafilaxia.
Es importante destacar que la inmunoglobulina humana inespecífica no debe ser utilizada en pacientes con hipersensibilidad conocida a los componentes del medicamento o en pacientes con deficiencia selectiva de IgA e historia previa de reacciones anafilácticas a productos sanguíneos.
La dosis y duración del tratamiento con este medicamento dependerán del tipo y gravedad de la enfermedad que se esté tratando. El médico especialista será quien determine las dosis adecuadas y la frecuencia de administración.
En resumen, la inmunoglobulina humana inespecífica es un medicamento importante en el tratamiento de diversas enfermedades autoinmunitarias y neurológicas. Su uso está respaldado por estudios clínicos y su eficacia ha sido demostrada en numerosos pacientes. Sin embargo, es importante seguir las recomendaciones del médico especialista y estar atentos a posibles efectos secundarios o reacciones alérgicas.