Las vacunas contra el neumococo son una herramienta importante para prevenir enfermedades causadas por la bacteria Streptococcus pneumoniae, también conocida como neumococo. En España, estas vacunas están clasificadas en el grupo ATC J07AL.
Las vacunas contra el neumococo se dividen en dos tipos: la vacuna conjugada y la polisacárida. La vacuna conjugada se recomienda para niños menores de 2 años y personas mayores de 65 años, mientras que la polisacárida se recomienda para personas mayores de 2 años con factores de riesgo.
En España, según los datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2018 se administraron más de 1 millón de dosis de vacuna conjugada contra el neumococo a niños menores de 2 años. Además, desde 2019 se ha incluido en el calendario vacunal infantil una nueva dosis a los 12 meses.
En cuanto a la población adulta, según un estudio publicado en la revista Vaccine en 2018, solo el 5% de las personas mayores de 65 años habían recibido al menos una dosis de la vacuna conjugada contra el neumococo. Esto indica que aún hay un gran margen para mejorar las tasas de cobertura en este grupo poblacional.
Es importante destacar que las vacunas contra el neumococo no solo previenen enfermedades graves como la meningitis o la neumonía, sino que también reducen su incidencia y gravedad. Además, al disminuir los casos graves y complicaciones asociadas a estas enfermedades, también se reduce su impacto económico y social.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que las vacunas contra el neumococo no son efectivas contra todas las cepas de la bacteria, por lo que es posible que una persona vacunada aún pueda contraer una infección por neumococo. Sin embargo, la gravedad y la duración de la enfermedad serán menores en comparación con una persona no vacunada.
En resumen, las vacunas contra el neumococo son una herramienta importante para prevenir enfermedades graves causadas por esta bacteria. En España, se recomienda su uso en niños menores de 2 años y personas mayores de 65 años o con factores de riesgo. Aunque aún hay margen para mejorar las tasas de cobertura en adultos mayores, se han logrado avances significativos en la cobertura infantil en los últimos años.