El grupo ATC J07AP se refiere a las vacunas contra fiebres tifoideas. Estas vacunas son una herramienta importante en la prevención de esta enfermedad infecciosa que afecta principalmente al sistema gastrointestinal.
En España, la incidencia de fiebre tifoidea es relativamente baja, con un promedio de 0,05 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos años. Sin embargo, debido a su potencial gravedad y a la facilidad con que se puede propagar en situaciones de hacinamiento y falta de higiene, es importante mantener medidas preventivas como la vacunación.
Las vacunas contra fiebres tifoideas están disponibles en diferentes formulaciones y presentaciones. La más común es la vacuna inactivada, que contiene fragmentos del microorganismo causante de la enfermedad (Salmonella typhi) tratados para perder su capacidad infectiva pero conservando su capacidad para estimular una respuesta inmunitaria protectora.
Esta vacuna se administra por vía intramuscular o subcutánea y requiere dos dosis separadas por un intervalo mínimo de cuatro semanas para lograr una protección adecuada. Se recomienda un refuerzo cada tres años para mantener la inmunidad.
Otra opción es la vacuna oral atenuada, que contiene una versión debilitada pero aún viva del microorganismo. Esta vacuna se administra en forma líquida y requiere una sola dosis para lograr protección duradera. Sin embargo, no está recomendada en personas con sistemas inmunitarios debilitados o en situaciones de riesgo elevado de complicaciones gastrointestinales.
En general, las vacunas contra fiebres tifoideas son seguras y bien toleradas. Los efectos secundarios más comunes son leves y transitorios, como dolor en el lugar de la inyección, fiebre baja y malestar generalizado. En casos raros, pueden producirse reacciones alérgicas graves.
Es importante destacar que la vacunación no es la única medida preventiva contra la fiebre tifoidea. También es fundamental mantener hábitos de higiene adecuados, como lavarse las manos con frecuencia, evitar consumir alimentos crudos o mal cocidos y beber agua potable.
En conclusión, las vacunas contra fiebres tifoideas son una herramienta importante en la prevención de esta enfermedad infecciosa. Aunque su incidencia en España es baja, su potencial gravedad justifica mantener medidas preventivas como la vacunación. Las opciones disponibles incluyen vacunas inactivadas y orales atenuadas, ambas seguras y bien toleradas. La vacunación debe complementarse con hábitos de higiene adecuados para maximizar su efectividad.