El Clorambucilo es un medicamento utilizado en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer, como la leucemia linfocítica crónica y el linfoma no Hodgkin. Pertenece al grupo ATC L01AA02 y actúa como un agente alquilante, lo que significa que se une a las moléculas de ADN en las células cancerosas y evita que se dividan y crezcan.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2018 se dispensaron más de 8.000 unidades de Clorambucilo en hospitales públicos. Además, también está disponible en farmacias bajo prescripción médica.
El Clorambucilo se administra por vía oral en forma de comprimidos y su dosis varía según el tipo de cáncer y la respuesta del paciente al tratamiento. Es importante seguir las indicaciones del médico para evitar efectos secundarios indeseados.
Entre los efectos secundarios más comunes del Clorambucilo se encuentran la disminución del número de glóbulos blancos (neutropenia), lo que aumenta el riesgo de infecciones; la disminución del número de plaquetas (trombocitopenia), lo que aumenta el riesgo de hemorragias; náuseas, vómitos y diarrea; pérdida temporal del cabello; fatiga y debilidad muscular.
Es importante tener en cuenta que el Clorambucilo puede afectar a otras células sanas además de las cancerosas, por lo que es necesario realizar controles periódicos para evaluar su eficacia y detectar posibles efectos secundarios. Además, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia no deben tomar este medicamento debido a su potencial teratogénico.
En resumen, el Clorambucilo es un medicamento utilizado en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer que actúa como agente alquilante. Aunque puede producir efectos secundarios indeseados, su uso está justificado en pacientes con enfermedades oncológicas y debe ser prescrito y supervisado por un médico especialista.