La metadona es un medicamento que pertenece al grupo ATC N07BC02 y se utiliza principalmente en el tratamiento de la adicción a los opiáceos. La metadona es un opioide sintético que actúa sobre los mismos receptores cerebrales que los opiáceos naturales, como la heroína o la morfina.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, el uso de metadona ha aumentado en los últimos años. En 2017 se dispensaron más de 1.300.000 dosis de metadona en las farmacias españolas.
La metadona se utiliza como parte del tratamiento para la adicción a los opiáceos porque ayuda a reducir los síntomas de abstinencia y disminuye el deseo de consumir drogas. Además, su efecto analgésico también puede ser útil en el tratamiento del dolor crónico.
La dosis adecuada de metadona varía según las necesidades individuales del paciente y debe ser determinada por un médico especialista en adicciones. Es importante seguir estrictamente las instrucciones del médico y no ajustar la dosis sin su supervisión.
La administración de metadona puede tener efectos secundarios, como náuseas, vómitos, estreñimiento o sudoración excesiva. También puede causar somnolencia o mareo, por lo que es importante evitar conducir u operar maquinaria pesada mientras se está tomando este medicamento.
Además, la metadona tiene potencial para causar dependencia física y psicológica si se toma durante períodos prolongados o en dosis elevadas. Por esta razón, su uso debe ser supervisado por un médico y no se recomienda su uso a largo plazo.
En resumen, la metadona es un medicamento útil en el tratamiento de la adicción a los opiáceos, pero su uso debe ser cuidadosamente supervisado por un médico especialista en adicciones. Es importante seguir estrictamente las instrucciones del médico y estar atento a posibles efectos secundarios. Si se experimenta algún efecto secundario o se tiene alguna duda sobre el tratamiento con metadona, es importante consultar con el médico tratante.