La Cloroquina es un medicamento antipalúdico que pertenece al grupo ATC P01BA01. Se utiliza para prevenir y tratar la malaria, una enfermedad transmitida por mosquitos que puede ser mortal si no se trata adecuadamente.
En España, la incidencia de malaria es baja y se concentra principalmente en personas que viajan a zonas endémicas. Según los datos del Ministerio de Sanidad, en 2019 se notificaron 274 casos de malaria importada en España, lo que supone una tasa de incidencia de 0,59 casos por cada 100.000 habitantes.
La Cloroquina también se utiliza para tratar enfermedades autoinmunitarias como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide. En estos casos, actúa reduciendo la inflamación y el dolor articular.
El mecanismo de acción de la Cloroquina consiste en interferir con el metabolismo del parásito responsable de la malaria, impidiendo su crecimiento y reproducción en el organismo humano. Además, tiene propiedades antiinflamatorias que le permiten actuar sobre las células inmunitarias implicadas en las enfermedades autoinmunitarias.
La dosis recomendada varía según la indicación y las características del paciente. En general, se administra por vía oral en forma de comprimidos o solución oral. Es importante seguir las instrucciones del médico o farmacéutico para evitar efectos secundarios indeseados.
Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. También puede producir alteraciones visuales transitorias, como visión borrosa o dificultad para enfocar objetos cercanos. En casos raros, puede producir trastornos del ritmo cardíaco o daño hepático.
La Cloroquina puede interactuar con otros medicamentos, por lo que es importante informar al médico o farmacéutico de cualquier otro tratamiento que esté recibiendo. También está contraindicada en personas con antecedentes de hipersensibilidad a la Cloroquina o a otros medicamentos antipalúdicos.
En resumen, la Cloroquina es un medicamento antipalúdico y antiinflamatorio utilizado para prevenir y tratar la malaria y enfermedades autoinmunitarias como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide. Su mecanismo de acción consiste en interferir con el metabolismo del parásito responsable de la malaria y reducir la inflamación articular. Es importante seguir las instrucciones del médico o farmacéutico para evitar efectos secundarios indeseados y prevenir interacciones con otros medicamentos.