La ciprofloxacina es un antibiótico de la clase de las fluoroquinolonas que se utiliza para tratar infecciones bacterianas en diversas partes del cuerpo. Pertenece al grupo ATC S02AA15 y su mecanismo de acción consiste en inhibir la síntesis del ADN bacteriano, lo que impide la replicación y crecimiento de las bacterias.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, la ciprofloxacina es uno de los antibióticos más prescritos en el país. En 2018 se dispensaron más de 2 millones de envases con este principio activo, lo que representa un aumento del 5% respecto al año anterior.
La ciprofloxacina se utiliza para tratar infecciones respiratorias como neumonía y sinusitis, infecciones urinarias como cistitis y pielonefritis, infecciones gastrointestinales como diarrea del viajero y gastroenteritis bacteriana, así como infecciones óseas y articulares. También puede ser útil en el tratamiento de infecciones oculares causadas por bacterias.
Este antibiótico se administra por vía oral o intravenosa dependiendo del tipo y gravedad de la infección. La dosis recomendada varía según el peso corporal del paciente y la sensibilidad del microorganismo causante de la infección. Es importante seguir las indicaciones médicas para evitar una dosificación incorrecta que pueda afectar a su eficacia o seguridad.
La ciprofloxacina puede tener efectos secundarios como náuseas, diarrea, dolor abdominal e incluso reacciones alérgicas graves en casos excepcionales. También puede aumentar el riesgo de tendinitis y ruptura de tendones, especialmente en personas mayores y en aquellos que realizan actividad física intensa.
Es importante tener en cuenta que el uso inadecuado de los antibióticos, incluyendo la ciprofloxacina, puede contribuir al desarrollo de resistencias bacterianas. Por ello, se recomienda utilizar este tipo de medicamentos solo cuando sean necesarios y bajo prescripción médica.
En resumen, la ciprofloxacina es un antibiótico ampliamente utilizado en España para tratar diversas infecciones bacterianas. Su eficacia depende del correcto uso y dosificación por parte del paciente y su prescripción por parte del médico. Es importante seguir las indicaciones médicas para evitar efectos secundarios y contribuir a la lucha contra las resistencias bacterianas.