La silimarina es un principio activo que se encuentra en la planta del cardo mariano (Silybum marianum). Se utiliza como tratamiento para enfermedades hepáticas y se ha demostrado su eficacia en la protección del hígado contra las toxinas.
En España, la silimarina está clasificada dentro del grupo ATC V03AX92. Según los datos recopilados por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2019 se dispensaron más de 1 millón de unidades de medicamentos que contenían silimarina. Esto representa un aumento del 4% con respecto al año anterior.
La silimarina se utiliza principalmente como tratamiento complementario para enfermedades hepáticas crónicas como la cirrosis o la hepatitis. También puede ser útil en casos de intoxicación por sustancias hepatotóxicas como el alcohol o los medicamentos.
La acción terapéutica de la silimarina se debe a su capacidad para aumentar la síntesis de proteínas en las células hepáticas y reducir el daño oxidativo causado por los radicales libres. Además, también tiene propiedades antiinflamatorias y antifibróticas que ayudan a prevenir el daño hepático.
Los medicamentos que contienen silimarina están disponibles en diferentes formas farmacéuticas, incluyendo cápsulas, comprimidos y soluciones inyectables. La dosis recomendada varía según el tipo y gravedad de la enfermedad hepática, así como según las características individuales del paciente.
Aunque generalmente bien tolerada, la silimarina puede causar efectos secundarios leves como náuseas o diarrea. En raras ocasiones pueden producirse reacciones alérgicas graves.
Es importante destacar que la silimarina no debe utilizarse como sustituto de los tratamientos médicos convencionales para enfermedades hepáticas. Siempre se debe consultar con un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento con silimarina.
En resumen, la silimarina es un principio activo utilizado en el tratamiento complementario de enfermedades hepáticas crónicas. Su eficacia ha sido demostrada en diversos estudios clínicos y su uso está respaldado por las autoridades sanitarias españolas. Sin embargo, siempre se debe seguir las recomendaciones del profesional de la salud y no utilizarla como sustituto de los tratamientos convencionales.