El Sodio Yoduro (131I) es un radiofármaco utilizado en medicina nuclear para el tratamiento de enfermedades tiroideas, como el cáncer de tiroides y el hipertiroidismo. Este compuesto se clasifica dentro del grupo ATC V09FX03.
El Sodio Yoduro (131I) se administra por vía oral y se concentra en la glándula tiroides, donde emite radiación beta que destruye las células tiroideas anormales. Es importante destacar que este radiofármaco no afecta a otras células del cuerpo.
En España, el cáncer de tiroides es uno de los tumores endocrinos más frecuentes, con una incidencia anual de 3-4 casos por cada 100.000 habitantes. El hipertiroidismo también es una patología común, que afecta a entre el 1% y el 2% de la población española.
El uso del Sodio Yoduro (131I) en el tratamiento del cáncer de tiroides ha demostrado ser muy efectivo, con tasas de curación superiores al 90%. Además, este radiofármaco también se utiliza para reducir la actividad tiroidea en pacientes con hipertiroidismo.
Es importante destacar que la administración del Sodio Yoduro (131I) debe ser realizada por personal médico especializado en medicina nuclear. Además, los pacientes deben seguir unas pautas específicas antes y después del tratamiento para minimizar los efectos secundarios y garantizar su seguridad.
Entre los efectos secundarios más comunes del tratamiento con Sodio Yoduro (131I) se encuentran la sequedad bucal, la disminución del sentido del gusto y el olfato, y la inflamación de las glándulas salivales. Estos síntomas suelen ser temporales y desaparecen en unas pocas semanas.
En algunos casos, el tratamiento con Sodio Yoduro (131I) puede provocar hipotiroidismo, una disminución de la actividad tiroidea que puede requerir tratamiento con hormonas tiroideas sintéticas. Por esta razón, es importante realizar un seguimiento médico regular después del tratamiento para detectar cualquier alteración en la función tiroidea.
En resumen, el Sodio Yoduro (131I) es un radiofármaco utilizado en medicina nuclear para el tratamiento de enfermedades tiroideas como el cáncer de tiroides y el hipertiroidismo. Su uso ha demostrado ser muy efectivo en la curación del cáncer de tiroides y en la reducción de la actividad tiroidea en pacientes con hipertiroidismo. Sin embargo, su administración debe ser realizada por personal médico especializado y los pacientes deben seguir unas pautas específicas antes y después del tratamiento para minimizar los efectos secundarios y garantizar su seguridad.