La insulina humana acción intermedia, código ATC A10AC01, es un fármaco utilizado en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2. Este medicamento se caracteriza por tener una acción prolongada en el organismo, lo que permite mantener los niveles de glucosa en sangre estables durante un período de tiempo más largo que otras insulinas.
En España, la diabetes es una enfermedad crónica muy prevalente. Según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2017 había más de 5 millones de personas diagnosticadas con diabetes en nuestro país. De estas, aproximadamente un millón necesitan tratamiento con insulina para controlar su enfermedad.
La insulina humana acción intermedia se presenta en forma de solución inyectable y se administra por vía subcutánea. La dosis y frecuencia de administración varían según las necesidades individuales del paciente y deben ser prescritas por un médico especialista.
Este fármaco actúa disminuyendo los niveles de glucosa en sangre al facilitar la entrada del azúcar a las células del cuerpo para su utilización como fuente energética. Además, también inhibe la producción hepática de glucosa y estimula la síntesis proteica.
Es importante destacar que el uso incorrecto o abuso de este medicamento puede provocar hipoglucemia (niveles bajos de azúcar en sangre), una complicación grave que puede poner en riesgo la vida del paciente si no se trata adecuadamente.
La insulina humana acción intermedia debe ser almacenada correctamente para garantizar su eficacia y seguridad. Se recomienda conservarla refrigerada entre 2 y 8 grados Celsius, evitando la congelación y la exposición a altas temperaturas o luz solar directa.
En cuanto a los efectos secundarios, es posible que el paciente experimente reacciones locales en el lugar de la inyección, como enrojecimiento, hinchazón o dolor. También pueden aparecer síntomas como sudoración, temblores o palpitaciones debido a la hipoglucemia.
En conclusión, la insulina humana acción intermedia es un fármaco muy útil en el tratamiento de la diabetes mellitus. Su acción prolongada permite mantener los niveles de glucosa en sangre estables durante más tiempo que otras insulinas. Sin embargo, su uso debe ser siempre supervisado por un médico especialista y se deben seguir las indicaciones de dosificación y almacenamiento para garantizar su eficacia y seguridad.