La metformina es un fármaco antidiabético oral que pertenece al grupo ATC A10BA02. Es utilizado en el tratamiento de la diabetes tipo 2, especialmente en pacientes con sobrepeso u obesidad.
La metformina actúa disminuyendo la producción hepática de glucosa y aumentando la sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos. Además, también puede reducir los niveles de lípidos en sangre y mejorar la función endotelial.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, el consumo de metformina ha ido aumentando en los últimos años. En 2018 se dispensaron más de 24 millones de envases de este fármaco, lo que supone un incremento del 3% respecto al año anterior.
La dosis recomendada varía según las necesidades individuales del paciente y debe ser ajustada por un profesional sanitario. Normalmente se inicia con una dosis baja e incrementa gradualmente hasta alcanzar la dosis óptima para cada paciente.
La metformina puede producir efectos secundarios como diarrea, náuseas o vómitos. Estos síntomas suelen ser transitorios y pueden disminuir si se toma el fármaco con las comidas o si se reduce la dosis temporalmente.
Es importante destacar que la metformina no está indicada en pacientes con insuficiencia renal grave o enfermedad hepática avanzada debido a su eliminación renal y hepática. Además, no debe utilizarse durante el embarazo ni durante la lactancia ya que no hay suficiente evidencia sobre su seguridad en estos casos.
En cuanto a las interacciones medicamentosas, la metformina puede potenciar el efecto de otros fármacos hipoglucemiantes y aumentar el riesgo de hipoglucemia. También puede interactuar con algunos medicamentos utilizados en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los antagonistas del receptor de angiotensina II (ARA II).
En resumen, la metformina es un fármaco antidiabético oral que pertenece al grupo ATC A10BA02 y se utiliza en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Su uso ha ido aumentando en España en los últimos años y su dosis debe ser ajustada individualmente por un profesional sanitario. Puede producir efectos secundarios transitorios y no está indicada en pacientes con insuficiencia renal grave o enfermedad hepática avanzada ni durante el embarazo o lactancia. Es importante tener en cuenta las posibles interacciones medicamentosas con otros fármacos utilizados en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares.