Los derivados del androstano, también conocidos como anabolizantes, son una clase de sustancias que se utilizan para mejorar el rendimiento físico y la masa muscular. Estos compuestos son muy populares entre los deportistas y culturistas, pero su uso está prohibido en competiciones deportivas debido a sus efectos secundarios perjudiciales para la salud.
En España, el uso de anabolizantes ha aumentado significativamente en los últimos años. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2019 se registraron un total de 1.246 casos de personas que habían consumido estas sustancias ilegalmente. Además, se estima que el número real de usuarios es mucho mayor debido a la dificultad para detectar su uso.
Los anabolizantes pertenecen al grupo ATC A14AA y se dividen en dos categorías principales: esteroides anabólicos androgénicos (EAA) y otros agentes anabólicos no esteroideos (AANE). Los EAA son hormonas sintéticas que imitan la acción de la testosterona en el cuerpo humano. Los AANE incluyen sustancias como la hormona del crecimiento humano (HGH), insulina y péptidos.
El uso prolongado de anabolizantes puede tener graves consecuencias para la salud. En hombres, puede causar atrofia testicular, disfunción eréctil e infertilidad. En mujeres, puede provocar cambios irreversibles en las características sexuales secundarias como voz grave y crecimiento excesivo del vello corporal. También pueden producirse problemas hepáticos, cardiovasculares y psicológicos como depresión e irritabilidad.
A pesar de los riesgos, muchos deportistas y culturistas continúan utilizando anabolizantes para mejorar su rendimiento físico y apariencia. Esto se debe en parte a la presión social y cultural que se ejerce sobre ellos para tener un cuerpo musculoso y definido. Sin embargo, es importante recordar que el uso de estas sustancias es ilegal y peligroso para la salud.
Los farmacéuticos tienen un papel importante en la prevención del uso indebido de anabolizantes. Pueden informar a los pacientes sobre los riesgos asociados con su uso y proporcionar alternativas más seguras para mejorar el rendimiento físico, como una dieta equilibrada y ejercicio regular. También pueden ofrecer asesoramiento sobre cómo detectar productos falsificados o adulterados que se venden en el mercado negro.
En conclusión, los derivados del androstano son sustancias peligrosas que deben ser evitadas por cualquier persona interesada en mejorar su rendimiento físico o apariencia. Los riesgos asociados con su uso son graves e incluyen problemas hepáticos, cardiovasculares y psicológicos. Los farmacéuticos tienen un papel clave en la prevención del uso indebido de anabolizantes al informar a los pacientes sobre sus riesgos y proporcionar alternativas más seguras para mejorar el rendimiento físico.