Los hemostáticos locales son medicamentos que se utilizan para detener el sangrado en una zona específica del cuerpo. El grupo ATC B02BC incluye los hemostáticos locales, que se aplican directamente sobre la herida o el área de sangrado.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2019 se dispensaron más de 1 millón de envases de hemostáticos locales. Esto representa un aumento del 4% respecto al año anterior.
Los hemostáticos locales pueden ser clasificados en dos tipos: mecánicos y químicos. Los mecánicos actúan mediante la creación de una barrera física que impide la salida del flujo sanguíneo. Por otro lado, los químicos actúan mediante la coagulación sanguínea.
Entre los hemostáticos mecánicos más comunes se encuentran las gasas impregnadas con sustancias como colágeno o fibrina. Estas sustancias estimulan la coagulación sanguínea y forman una capa sobre la herida que detiene el sangrado.
Por otro lado, entre los hemostáticos químicos más utilizados están las sales metálicas como el sulfato férrico o el cloruro cálcico. Estas sustancias activan las proteínas presentes en la sangre para formar un coágulo y detener el sangrado.
Es importante destacar que los hemostáticos locales no deben ser utilizados como tratamiento principal para enfermedades graves o heridas profundas. En estos casos es necesario acudir a un profesional médico para recibir atención adecuada.
Además, es importante tener en cuenta posibles efectos secundarios como irritación o reacciones alérgicas en la zona de aplicación. Por ello, es importante seguir las instrucciones del fabricante y consultar con un profesional médico en caso de duda.
En resumen, los hemostáticos locales son medicamentos útiles para detener el sangrado en una zona específica del cuerpo. Existen diferentes tipos de hemostáticos mecánicos y químicos que se aplican directamente sobre la herida o el área de sangrado. Es importante utilizarlos adecuadamente y consultar con un profesional médico en caso de duda o efectos secundarios.