La vacuna BCG (Bacilo de Calmette y Guérin) es una de las más antiguas y utilizadas en todo el mundo. Se utiliza para prevenir la tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta principalmente a los pulmones. La vacuna se administra por vía intradérmica y contiene una cepa debilitada del Mycobacterium bovis, que es similar al Mycobacterium tuberculosis, el agente causante de la tuberculosis.
En España, la vacuna BCG está clasificada en el grupo ATC L03AX03. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2019 se administraron un total de 20.785 dosis de esta vacuna en todo el país.
La vacuna BCG se administra principalmente a niños recién nacidos o menores de cinco años que viven en áreas con alta incidencia de tuberculosis. También se puede administrar a adultos que tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad, como los trabajadores sanitarios o las personas con VIH.
La eficacia de la vacuna BCG varía según la edad y el lugar donde se administre. En general, se estima que tiene una eficacia del 50% al 80% para prevenir formas graves de tuberculosis en niños pequeños. Sin embargo, su eficacia para prevenir formas pulmonares en adultos es mucho menor.
La vacuna BCG también puede tener efectos secundarios leves como inflamación o dolor en el lugar donde se administró la inyección. En raras ocasiones puede causar complicaciones graves como abscesos o infecciones sistémicas.
A pesar de su larga historia y uso generalizado, hay controversia sobre si la vacuna BCG es efectiva para prevenir la tuberculosis en adultos. Algunos estudios sugieren que puede tener un efecto protector limitado, mientras que otros no encuentran ninguna evidencia de su eficacia.
En cualquier caso, la vacuna BCG sigue siendo una herramienta importante en la lucha contra la tuberculosis, especialmente en países con alta incidencia de la enfermedad. Además, se están investigando nuevas formas de mejorar su eficacia y desarrollar vacunas más efectivas contra la tuberculosis.
En resumen, la vacuna BCG es una herramienta importante para prevenir la tuberculosis en niños pequeños y adultos con alto riesgo de contraer la enfermedad. Aunque su eficacia varía según el grupo de edad y el lugar donde se administra, sigue siendo una opción valiosa para combatir esta enfermedad infecciosa.