El grupo ATC L04, conocido como inmunosupresores, es un conjunto de medicamentos que se utilizan para reducir la actividad del sistema inmunológico. Estos fármacos son especialmente útiles en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, los inmunosupresores son uno de los grupos terapéuticos más utilizados en pacientes trasplantados. En 2019, se realizaron un total de 3.532 trasplantes en nuestro país y se estima que alrededor del 80% de estos pacientes necesitan algún tipo de inmunosupresor para prevenir el rechazo del órgano trasplantado.
Los inmunosupresores actúan inhibiendo la respuesta del sistema inmunitario ante agentes externos o internos que puedan ser considerados como amenazas para el organismo. De esta forma, se reduce la inflamación y se previene el daño tisular causado por una respuesta exagerada del sistema inmune.
Entre los principales fármacos incluidos en este grupo terapéutico encontramos la ciclosporina A, el tacrolimus o el micofenolato mofetilo. Estas sustancias pueden administrarse por vía oral o intravenosa y su dosificación debe ser ajustada individualmente según las necesidades del paciente.
Es importante destacar que los inmunosupresores tienen efectos secundarios potencialmente graves debido a su acción sobre el sistema inmune. Entre ellos podemos encontrar un mayor riesgo de padecer infecciones, problemas renales o hepáticos, hipertensión arterial o trastornos hematológicos.
Por esta razón, es fundamental que los pacientes que reciben tratamiento con inmunosupresores sean monitorizados de forma regular por un equipo médico especializado. Además, deben seguir una serie de recomendaciones para reducir el riesgo de infecciones, como evitar el contacto con personas enfermas o mantener una buena higiene personal.
En conclusión, los inmunosupresores son un grupo terapéutico fundamental en el tratamiento de enfermedades autoinmunitarias y en la prevención del rechazo en pacientes trasplantados. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente monitorizado debido a sus efectos secundarios potencialmente graves. Por ello, es importante que los pacientes reciban información detallada sobre su tratamiento y sigan las recomendaciones médicas para minimizar los riesgos asociados a estos fármacos.