La atomoxetina es un fármaco utilizado en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, adolescentes y adultos. Pertenece al grupo terapéutico de los inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, la atomoxetina es uno de los fármacos más utilizados para el tratamiento del TDAH. En 2019 se dispensaron más de 800.000 unidades en las farmacias españolas.
La atomoxetina actúa inhibiendo la recaptación de noradrenalina en las neuronas presinápticas, lo que aumenta la disponibilidad de este neurotransmisor en la sinapsis y mejora la función cognitiva y conductual asociada al TDAH.
Este fármaco se administra por vía oral y su efecto terapéutico se alcanza después de varias semanas de tratamiento continuado. La dosis recomendada varía según la edad y peso del paciente, pero suele oscilar entre 0,5 mg/kg/día y 1,2 mg/kg/día.
La atomoxetina tiene un perfil farmacológico diferente a otros fármacos utilizados para el TDAH como los estimulantes (metilfenidato o anfetaminas). A diferencia de estos últimos, no produce efectos psicoestimulantes ni adictivos ni tiene potencial para ser utilizado como droga recreativa.
Sin embargo, como cualquier medicamento, puede producir efectos secundarios indeseables. Los más frecuentes son trastornos gastrointestinales (náuseas, vómitos, dolor abdominal), somnolencia, mareo, sequedad de boca y cambios en la presión arterial y frecuencia cardíaca.
En casos raros, se han descrito efectos adversos graves como reacciones alérgicas, problemas hepáticos o cardiovasculares. Por ello, es importante que el tratamiento con atomoxetina sea supervisado por un médico especialista en TDAH y que se realicen controles periódicos para evaluar la eficacia y seguridad del fármaco.
En resumen, la atomoxetina es un fármaco seguro y eficaz para el tratamiento del TDAH en niños, adolescentes y adultos. Aunque tiene un perfil farmacológico diferente a otros fármacos utilizados para este trastorno, su uso debe ser siempre supervisado por un especialista en TDAH para minimizar los riesgos asociados al tratamiento.