El tacrolimús es un fármaco inmunosupresor que pertenece al grupo ATC L04AD02. Se utiliza principalmente en el trasplante de órganos para prevenir el rechazo del injerto.
En España, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2018 se realizaron un total de 4.269 trasplantes de órganos, siendo los más frecuentes los de riñón (2.243), hígado (1.157) y pulmón (319). En estos casos, el tacrolimús es uno de los fármacos más utilizados para evitar que el sistema inmunológico del receptor ataque al nuevo órgano.
El mecanismo de acción del tacrolimús consiste en inhibir la activación y proliferación de células T, las cuales son responsables del rechazo del injerto. De esta forma, se consigue prolongar la supervivencia del órgano trasplantado.
El tacrolimús se administra por vía oral o intravenosa y su dosis debe ser ajustada individualmente según las características del paciente y la respuesta al tratamiento. Es importante controlar regularmente los niveles sanguíneos del fármaco para evitar efectos secundarios como nefrotoxicidad o neurotoxicidad.
Además de su uso en trasplantes, el tacrolimús también se ha utilizado en otras enfermedades autoinmunitarias como la psoriasis o la dermatitis atópica. En estos casos, su mecanismo de acción consiste en reducir la inflamación cutánea y mejorar los síntomas.
A pesar de sus beneficios terapéuticos, el uso prolongado de tacrolimús puede tener efectos secundarios a largo plazo, como la aparición de tumores o infecciones. Por esta razón, es importante que los pacientes que reciben este tratamiento sean monitorizados regularmente por un especialista.
En resumen, el tacrolimús es un fármaco inmunosupresor utilizado en el trasplante de órganos para prevenir el rechazo del injerto. Su mecanismo de acción consiste en inhibir la activación y proliferación de células T. Aunque su uso prolongado puede tener efectos secundarios a largo plazo, su beneficio terapéutico es indudable en estos casos.