El grupo ATC D08 se refiere a los antisépticos y desinfectantes, que son sustancias utilizadas para prevenir la infección y reducir el número de microorganismos en superficies, objetos y tejidos.
En España, el uso de antisépticos y desinfectantes es muy común en hospitales, clínicas y consultorios médicos. Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2019 se registraron más de 7 millones de estancias hospitalarias en todo el país. Durante estas estancias, los pacientes están expuestos a una variedad de microorganismos que pueden causar infecciones. Por esta razón, la desinfección es una medida crucial para prevenir la propagación de enfermedades.
Los antisépticos son sustancias que se aplican directamente sobre la piel o las mucosas para reducir el número de microorganismos presentes. Los más comunes son el alcohol etílico al 70%, la povidona iodada y el clorhexidina. Estas sustancias tienen un amplio espectro antimicrobiano y son efectivas contra bacterias grampositivas y gramnegativas, virus y hongos.
Por otro lado, los desinfectantes son sustancias utilizadas para reducir el número de microorganismos presentes en superficies u objetos inanimados. Los más comunes son el hipoclorito sódico (lejía), los compuestos fenólicos y los peróxidos activados. Estas sustancias también tienen un amplio espectro antimicrobiano pero su eficacia puede verse afectada por factores como la concentración, tiempo de exposición y presencia de materia orgánica.
Es importante destacar que el uso excesivo de antisépticos y desinfectantes puede tener efectos negativos en la salud. Por ejemplo, el uso frecuente de alcohol etílico puede provocar sequedad y descamación de la piel, mientras que la exposición prolongada a lejía puede causar irritación ocular y respiratoria.
Por esta razón, es importante seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a concentración y tiempo de exposición. Además, es fundamental utilizar los productos adecuados para cada superficie u objeto. Por ejemplo, no se debe utilizar lejía en superficies metálicas ya que puede provocar corrosión.
En conclusión, los antisépticos y desinfectantes son herramientas importantes para prevenir la infección y reducir el número de microorganismos presentes en hospitales y otros entornos sanitarios. Sin embargo, su uso debe ser responsable y adecuado para evitar efectos negativos en la salud.